¿Es culpable el pan?


Pablo CaamañoExiste una idea muy generalizada, de que es el pan el principal causante de la gordura. Yo estoy en contra de esa opinión y discrepo totalmente de ella. Cuando Dios expulsó a Adán y a Eva del Paraíso Terrenal le dijo a Adán: "Te ganarás el pan con el sudor de tu frente"Dios no le dijo te ganarás los langostinos, el caviar, el salmón, o el jamón de pata negra...Dijo: "Te ganarás el pan." Con estas palabras, Dios estaba señalando cual había de ser la base principal del alimento del hombre en la tierra. El pan.

Cuando Jesucristo nos dejó su Cuerpo como alimento espiritual, no lo dejó en forma de la carne mas sabrosa, ni del pescado mas exquisito, o de la fruta mas apetitosa, nos lo dejó en forma de pan. Tomó el pan entre sus manos, lo bendijo, lo partió y dio a todos sus discípulos diciéndoles: "Tomad y comed que este es mi Cuerpo." Y siempre que rezamos el Padre Nuestro le pedimos a Dios el pan nuestro de cada día, nunca le pedimos la mantequilla, ni la mermelada, ni el chocolate. Le pedimos el pan.

Estas tres poderosas razones serían suficientes para la defensa del pan, pero hay otras muchas. Voy a intentar recordar algunas.

He visto a muchos padres angustiados cuando veían peligrar su puesto de trabajo y les he oído exclamar: "¡A mi que nadie me toque el pan de mis hijos!" "Yo defenderé con uñas y dientes el pan de mis hijos" A ninguno de esos padres les he oído decir: "Yo lucharé con uñas y dientes por las galletas y los bizcochos de mis hijos".

Cuando yo era un niño he visto en muchas casa humildes -yo me he criado en una de ellas- que cuando se caía el pan al suelo, se recogía, se limpiaba, se besaba y se seguía comiendo de él.

Yo he visto a mi padre, yo he visto a mi padre, que no era precisamente un beato, hacerlo. En cambio si se caía una patata, una cebolla o un tomate, se recogía y nada mas. Jamás he visto que nadie lo besara.

He visto también en muchas familias, como una vez sentados en la mesa, era el padre el que partía el pan para todos, como si de un rito se tratase; y en su ausencia era la madre o el hermano mayor el que lo partía.

Cuando yo era todavía un muchacho, trabajé en una casa donde era el amo el que partía siempre el pan, tanto para su familia como para los criados que trabajábamos en la casa.

Hasta hace muy poco tiempo había en todas nuestras casas, una mesa con un cajón donde se guardaba el pan. "Yo he comido pan de muchos cajones" solía decir aquel que había dado muchos tumbos por la vida, que tenía muchas vivencias que contar y que había sufrido muchas peripecias.

Quería decir con esto, que a el no le asustaba nada, que no se sorprendía de nada, y que le daba lo mismo una cosa que otra. Empleaba esta metáfora: "Yo he comido pan de muchos cajones:" Pero jamás decía: "He comido cocidos de muchos pucheros."

En los años sesenta, setenta, y parte de los ochenta, se comía en España por persona y día, mas del doble de pan que se come ahora, y había muchos menos gordos. Por eso yo pregunto: "¿Es culpable el pan de la gordura?" En los grandes acontecimientos familiares, bodas, bautizos, comuniones... lo primero que se pone en la mesa es el pan, y algunos comensales -entre los que me encuentro yo- si tardan un poco en servir los entremeses, pellizco a pellizco nos comemos la barra de pan y tenemos que pedir otra.

Otros en cambio son mas pacientes, esperan y no catan el pan, pero se ponen a tope de entremeses y repiten en el cordero, en la tarta y en todos los manjares, y cuando se ven gordos echan la culpa al pan.

En mi infancia leí una fábula - creo que de Samaniego- en la cual se decía que una gran peste azotaba a los animales, y muchos de ellos morían. Los animales alarmados, y creyendo que era un castigo de los dioses, acudieron al león, como rey de la selva, para que convocara a todos y cada uno de ellos fuese confesando sus culpas, y al que encontrasen culpable lo sacrificarían para así calmar las iras de los dioses.

El primero en confesar fue él mismo león, que confesó que había matado cebras, gacelas y toda clase de antílopes. Pero eso al jurado le pareció escrúpulos de monjas, y el león quedó absuelto.

Después confesaron el tigre, el lobo...y hasta la zorra, que confesó que había matado muchos conejos y gallinas. Por mas vueltas que le dieron a todas esa confesiones, no hallaron ningún culpable. Al final le tocó el turno al burro, que ingenuamente confesó que, en la primavera se había metido a comer en un sembrado de trigo. Entonces todos gritaron: "¡Este, este es el que nos trae la peste!" Y al ser acusado de culpable el burro fue ajusticiado para calmar las iras de los dioses.

Y yo me pregunto: "¿Es culpable el pan de la gordura?" "¿No será que al ser el pan el alimento mas humilde y mas barato, le sucede como al burro de la fábula de Samaniego?".

Yo, personalmente puedo prescindir del alcohol, puedo prescindir del tabaco, y de otras muchas cosas, pero, ¡por favor! que nadie me prive de comerme esa media barra de pan que me como todos los días.


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