Aquel verano

Transcurría aquel verano
en exceso caluroso,
seco, lento, perezoso,
monótono, castellano.
Una mañana temprano
toda llena de armonía,
irradiando lozanía
hasta la dehesa llegó.
Con su llegada rompió
aquella monotonía.
Era fragante y hermosa,
ágil como una gacela,
como un ruiseñor que vuela
con alas de mariposa.
Cual pétalos de una rosa
era de suave su piel,
su boca un rojo clavel
rebosante de frescura,
y en sus labios, la dulzura
era de un panal de miel.
Negro como noche oscura
era el color de su pelo,
sus dientes de caramelo
y de nieve su blancura.
En su alma limpia y pura
no conocía la malicia,
su voz era una caricia
como la mas dulce brisa,
era música su risa
y escucharla, una delicia.
Cortaban como guadañas
de penetrantes sus ojos,
y eran dos grandes manojos
de alfileres sus pestañas.
Le llegó hasta las entrañas
y todos sus aledaños,
no sabía de desengaños
porque era buena y sencilla,
y era solo una chiquilla
que tenía muy pocos años
El también era un chaval
y pronto se hizo su amigo,
porque llevaba consigo
la alegría tan jovial
en un cuerpo tan juncal
motivó que sucediera
porque aquel encuentro era,
un cariño que nacía,
un amor que florecía
y una pasión verdadera

Fueron muy pocos juiciosos
porque eran dos chiquillos,
y de los juegos sencillos
fueron a los peligrosos.
Que en asuntos amorosos
siempre es peligroso el juego.
Aunque comprendieron luego
lo verdadero del lema,
que casi siempre se quema
aquel que juega con fuego.
Ella burlona y traviesa.
“No me coges:”Le decía.
Mientras reía y reía
con su boquita de fresa.
Pero un día. Por sorpresa.
El chaval si la cogió
y ella no se resistió.
Y en un loco frenesí
es sus labios carmesí
el primer beso la dio.
El astro rey se ponía
por detrás de la colina,
dando su luz mortecina
allá por la lejanía.
Era tal su lozanía
que el muchacho se desboca,
y asiendo con ansia loca
con sus brazos su cintura,
volvió a probar la dulzura
de aquel panal de su boca.
Un crepúsculo tan bello
jamás habían contemplado,
los dos se habían abrazado
con los dos brazos al cuello
y por eso pasó aquello.
Fue un completo desatino,
ella ya perdido el tino,
el que fue impetuoso,
y el destino caprichoso
que los cruzó en el camino.
Como un potro sin domar
que de pronto se desata,
fue como una catarata,
como embravecido mar.
allí aprendieron a amar
y perdieron el pudor
y probaron lo mejor
de la esencia de la vida
la virtud quedó vencida
pero triunfaba el amor.

 



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