Aquel verano
Transcurría aquel verano en exceso caluroso, seco, lento, perezoso, monótono, castellano. Una mañana temprano toda llena de armonía, irradiando lozanía hasta la dehesa llegó. Con su llegada rompió aquella monotonía. Era fragante y hermosa, ágil como una gacela, como un ruiseñor que vuela con alas de mariposa. Cual pétalos de una rosa era de suave su piel, su boca un rojo clavel rebosante de frescura, y en sus labios, la dulzura era de un panal de miel. Negro como noche oscura era el color de su pelo, sus dientes de caramelo y de nieve su blancura. En su alma limpia y pura no conocía la malicia, su voz era una caricia como la mas dulce brisa, era música su risa y escucharla, una delicia. Cortaban como guadañas de penetrantes sus ojos, y eran dos grandes manojos de alfileres sus pestañas. Le llegó hasta las entrañas y todos sus aledaños, no sabía de desengaños porque era buena y sencilla, y era solo una chiquilla que tenía muy pocos años El también era un chaval y pronto se hizo su amigo, porque llevaba consigo la alegría tan jovial en un cuerpo tan juncal motivó que sucediera porque aquel encuentro era, un cariño que nacía, un amor que florecía y una pasión verdadera |
Fueron muy pocos juiciosos |