La verdad
Mis nietos de poca edad y curiosidad sobrada, quieren saber de verdad como era en realidad esta villa de La Adrada. Y se sientan a mi vera desde el más grande al más chico, y enseguida les explico que había muchas higueras que daban higos muy ricos. Y que no es una invención ni una mentira ni un cuento. Que no se las llevó el viento, porque fue la construcción con sus bloques de cemento. Era un pueblo que tenía mucha gente que bregaba, mucha gente que bullía, y que mucho trabajaba y austeramente vivía. Pues la gente de La Adrada siempre fue madrugadora y además trabajadora, y empezaba la jornada antes de rayar la aurora. Y hasta que el sol se escondía allá por el horizonte, continuamente se oía bullicio y algarabía por el llano y por el monte. La tierra se cultivaba y la tierra producía, el fruto se recogía y si bien se administraba la familia mantenía. |
Había mucho ganado cabrío, |