Sonetos
VEn un valle de ensueño y al abrigode una sierra sin par que Dios bendijo, hay un pueblo al que siempre me dirijo cuando quiero encontrar algún amigo. Prepara la maleta y ven con migo, que yo por experiencia sé de fijo, que te van tratar igual que a un hijo la gente de ese pueblo que te digo. Es el pueblo del valle mas florido donde nadie se siente forastero, es alegre y bonito como un nido, es descanso y reposo del viajero, es el pueblo en donde yo he nacido, es La Adrada el pueblo que mas quiero. VIPodrás conocer bellos lugarespateando senderos y caminos, y después descansar bajo los pinos contemplando el verdor de sus pinares. Y saciarás tu sed cuando te pares bebiendo en los arroyos cristalinos, te alegrarán las aves con sus trinos y olvidarás las penas y pesares. Te embriagará el aroma de la jara del tomillo el romero y la resina. La blanca palidez de tu cara se hará poco a poco mas cetrina. Que es tanta la belleza que acapara que es fijo que mi villa te fascina. |
VIIQuerencia, morriña y añoranzason cosa las tres muy similares, las sufren aquellos que a sus lares de volver perdieron la esperanza. Ni calma, ni tormenta, ni bonanza, ni la bella bravura de los mares les hace olvidar de sus hogares y se hace insoportable la tardanza. Quien de su hogar jamás se ha separado, no sabe la suerte que ha tenido y tampoco su tierra la valora. Y aquel que ha sido desterrado y lejos de los suyos ha vivido es de veras el hombre que la añora. VIIILlegaron los Reyes desde Orientemontados en caballos y camellos, guiados por los límpidos destellos de una estrella brillante y refulgente. Encontraron a un niño sonriente, el Niño mas bello entre los bellos; se hincaron de rodillas todos ellos y entregaron al Niño su presente. El buey muy dulcemente le lamía, la mula con el vaho de su hocico le daba el calor que no tenía. Y un alegre y joven "pastorcico" al saber que era Dios el que nacía le cantó un alegre villancico. |