La voz
Anoche me habló una voz con pertinaz insistencia una voz dulce, muy dulce y al mismo tiempo severa. Una voz muy conocida, con una dulce cadencia que yo no sé si llegaba desde el cielo o de la tierra, que penetró en mis oídos y llegó hasta mi conciencia. Una voz que me decía con una ternura inmensa "hace ya algunos años que cumpliste los sesenta y te estás haciendo viejo aunque tu no te des cuenta. Tú ya no estás para trotes, tú ya no estás para juergas aunque al mirarte al espejo algunas veces te mienta. Hace tiempo que perdiste a tu dulce compañera a la que tu tanto añoras a la que siempre recuerdas, la que compartió contigo alegrías y tristezas, la que te dio esos hijos y ahí estriba su grandeza. Esa ya no volverá porque sabes que se encuentra por encima de las nubes, más allá de las estrellas y más tarde o más temprano te irás a reunir con ella. Te toca vivir solo y hay veces que te lamentas, te toca vivir solo y buscas a ver si encuentras a quien pueda mitigar tus momentos de tristeza. Ya sé que la carne es débil, ya sé que el demonio tienta, ya se que todos tenemos un momento de flaqueza, pero lucha contra eso, lucha con todas tus fuerzas, defiende tu libertad valora tu independencia, sin que ninguna persona en tu vida se entremeta, que el buey suelto bien se lame y no le demos más vueltas. |
|